Emociones psicomentales en cuatro paredes

A todos nos afecta no estar cien por ciento preparados para afrontar una nueva realidad, lo cual cambia de manera abstracta nuestra forma de vivir, actuar y pensar. Dejamos atrás la idea de planear nuestros días, rumbos y actividades, ahora solo vivimos en la incertidumbre del día a día la cual gira en estar encerrados en estas cuatro paredes, donde solo nos obsequian falsa información de días que nunca llegan. Ya hemos llegado al punto de no saber exactamente, cuántos días llevamos encerrados, la angustia se desborda a nivel personal, es real y general. No dejamos de imaginarnos, cómo están aquellos lugares que visitábamos, cómo han mutado diariamente las calles, personas y espacios de trabajo ya hoy no podemos visitar; las emociones nos invaden y automáticamente se manifiestan sensaciones de frustración, desesperanza y desolación, se nos desvanece un sueño y lucha constante en no desaparecer. El encierro han transformado nuestra imaginación y creación, afortunadamente el arte conjetura y supone un instrumento que nos concede experimentar con el potencial de nuestras emociones, con el pretexto de mejorar nuestro difícil proceso de adaptación a una nueva realidad que afrontaremos diariamente, aumenta nuestros horizontes de percepción, haciéndonos más sensibles hacia el mundo y nuestra oscilación interna de conciencia desde los diferentes lenguajes simbólicos. No hay nada más contagioso que nuestras emociones, y en este caso juega el papel de antídoto, contra la somnolencia de nuestra mente y cuerpo, Aristóteles en su poética dice “El arte supone catarsis, liberación, purga cognitiva, y convulsión emocional”